OCA/News / Vicente Pimentel / Jueves 8 de Junio, 2023, / Francia, París / Nacional
Delia Blanco / Crítica de arte / Miembro de Aica Internacional,
Egresada de la Universidad de Paris La Sorbonne.
Los maestros que parten inesperadamente, nos dejan un vacío que poco a poco se vuelve a llenar con la película que llevamos callada en el sentir de su obra. Así nos sucede con el legado del maestro Vicente Pimentel.
Una obra tan coherente, tan libre, tan lírica que le da la mano al cerebro y al corazón, desde la primera mirada y esto fue lo que ocurrió en mi primera visita a su taller, estar frente a una nueva abstracción, a una signografía que revolucionó el lenguaje crítico, pues sus trabajos sobre papel, sus pinturas despertaban una cosmología excepcional.
El asombro fue más fuerte que la curiosidad, que el interés intelectual, fue una sacudida tanto en el sentido conceptual como estético. Los ochenta y noventa fueron años de mucha movida plástica.
París estaba repleto de artistas que con los años confirmaron su duende y su embrujo, la juventud interactuaba en los talleres y residencias de artistas y era habitual llegar a los espacios donde Miguel Barceló, Antonio Segui, Matta, Hervé Telemaque, Moises Finale, estaban envueltos en la búsqueda de sus místicas visuales.
Vicente era una excepción. El taller, un laboratorio, en un desorden sincronizado y organizado bajo la ejecución artística de Pimentel, pero siempre ordenadamente se divisaban los pigmentos naturales que él extraía de las mismas entrañas de las tierras, grutas y cavernas del centro y del sur de Francia.
Le apasionaba contar como un alquimista renacentista, como investigaba el color, la tesitura, la composición geológica de los pigmentos, para entonces convertirlos en forma y color, en línea y materia sobre el lienzo. Todas las semanas nuestra fraternidad se reforzaba con el ritmo y la medida del conocimiento de su obra.
Ya en los ochenta, después de una residencia en Les Beaux Arts de Marsella, hasta radicarse definitivamente en París, su obra era admirada por el establishment francés de las artes, y ya estaba posicionada internacionalmente en Estados Unidos, Chicago precisamente, Texas, y New York, así com en Corea, Japón, y toda Europa. La esposa del Presidente Pompidou, fue una de sus mayores coleccionistas y visitaba el taller con una gran regularidad, fascinada por lo que ella en una conversación mencionó como “una escritura del universo ́ ́.
Vicente, mantenía relaciones muy escogidas, y también acudían personalidades del ámbito empresarial y político como los esposos Toubon, pues Lise Toubon también coleccionista estaba profundamente atraída por los trazos, en carboncillo y los accidentes del chorreo que, ella evocaba cómo ́ ́gotitas y accidentes sublimes ́ ́, en francés ́ ́ des gouttelettes et des accidents sublimes,...
Vicente trabajaba desde el piso, y preparaba siempre la obra con un esparcimiento aguado de discreto color de fondo, distribuido con delicadeza con esponja. Su actuación siempre estaba reflexionada y pensada con anticipación, decía que la tenía primero en su latido del corazón antes de que con su mente constituyera el reparto espacial y la composición.
La figura artística de Pimentel, atrajo y sedujo a los especialistas de la abstracción, pues su obra ofrece una poética signográfica que frente al expresionismo libre y a la pintura conceptual de los ochenta, aportaba una mística donde el trazo evoca una elevación espiritual, entre escaleras conformadas por líneas rectas horizontales y líneas paralelas, trazadas con el mismo carbón convertido en carboncillo.
Lo sublime de Pimentel es que la profundidad del carboncillo viene de su misma vida, de su mismo duende, nacido como una gracia divina, en su calle de origen, La Barahona. Contaba, que desde niño su relación con el papel, nace con sus anhelos de dibujar y trazar y que se volvía loco de timidez antes de pedirle al pulpero de su barrio una hoja de envolver, y, él con toda su agudeza en la casa se ponía a enfriar el carbón para entonces trazar y trazar...
Muchos dominicanos y dominicanas supieron desde el inicio que en esos dibujos había una trascendencia en espera, formándose con la responsabilidad del estudio y de la reflexión, muchos compraron sus obras de entonces, figuras de mujeres humildes, madres llevando de la mano de la miseria a sus hijos, ancianas cuyos perfiles y rasgos incendían la belleza de la mujer negra, callada. Obras que muchos y muchas adquirieron y que detienen en ellas la mística que explotará en Francia.
Pero, si curamos las obras colgadas en residencias dominicanas vemos, observamos el embrujo y coqueteo con el abstraccionismo, y eso estaba ya en las melenas de las mujeres, en las crines de los caballos, observamos como la línea se desliza se libera, camina y se suelta en direcciones y formas misteriosas, por eso siempre hemos analizado que el lirismo de Pimentel, estaba adentro y se desenfrenó y liberó en Francia, donde le liberaron del puño sistemático y atrapado del dibujo clásico, para convertirlo en esencia y dirección de imagen… Un puño emancipado del academicismo Colsiano para lograr la comunión del pensamiento con la poética del imaginario. Confesaba, que uno de sus maestros de Beaux Arts de Marseille le dijo ́ dibuje, desdibuje ́ ́ y si no puedes con la derecha hágalo con la izquierda. ́ ́ Sucedió que Vicente llevaba en él toda la esencia de su escritura visual y en Francia la desarrolló con seguridad y fervor porque encontró el espacio intelectual que supo identificar su genialidad en un mundo donde florecieron por aquellos años los maestros de la abstracción como Alechinsky.
Los galeristas Nocera, y Keller, entendieron que estaban frente a un maestro que rompía con veracidad y convicción todos los esquemas pos coloniales de las artes, que la caribeñidad de Pimentel era una materia mística y misteriosa,una esencia sincrética que supo desarrollar por espiritualidad en el arte.
Los especialistas, los críticos y los curadores y comisarios, sabían que en él todo era diferente y que no lo podían abarcar desde la percepción reductora y localista de un trópico alargado por el folklorismo confortable. Por eso atrajo a los profesionales de las colecciones internacionales públicas y privadas, porque su obra era él y él era su obra.
No hay duelo frente a la partida de un Grande, hay una bobina de recuerdos que se vuelven a mirar con la cadencia del tiempo emocional e intelectual.
Vivíamos en París once, y su taller estaba en París trece, en " Les frigos " ́, a orillas del Sena, una torre inmensa que albergaba en los ochenta a todos los artistas del mundo que escogieron la capital francesa para desarrollar su obra y su búsqueda visual. Pimentel, llevó su obra lejos de su tierra de origen, sin nunca perder la esencia de sus vivencias y el cariño por todos los estudiantes que formó antes de salir hacia Europa.
Hoy nos quedamos con toda su obra por descubrir en su tierra natal, un legado necesario en el entendimiento y conocimiento de la pintura posmoderna, una herencia gráfica y visual para las nuevas generaciones que tienen en él la apuesta del coraje, la honradez, la coherencia y la ética llevada a la obra, con duende, embrujo sensatez y brillo, alcanzando los espacios internacionales, sin pujas del éxito, ni mercaderes del templo, una obra simplemente ejecutada con la grandeza de la seguridad en el trabajo y la investigación, fuera de las especulaciones, alcanzando el valor y el precio por la singularidad de la excepción bien conducida.
El abstraccionismo lírico de Vicente Pimentel pertenece al concierto de la civilización humana cuando ya desde las cuevas de Altamira el trazo era señal de lenguaje y mensaje humano. Es una obra que hay que analizar y estudiar con método de arqueología, y recursos analíticos vanguardistas, y es ahí dónde está la universalidad de Vicente Pimentel. Y es desde ahí que hace grande a República Dominicana.
VICENTE PIMENTEL, UNIVERSAL AND
AVANT-GARDE
Delia Blanco,
Art critic / Member of Aica International,
She graduated from the University of Paris La Sorbonne.
The teachers who leave unexpectedly leave us a void that little by little is filled again with the film that we have kept quiet about the feeling of her work. This is what happens to us with the legacy of maestro Vicente Pimentel.
A work so coherent, so free, so lyrical that it shakes hands with the brain and the heart, from the first glance, and this was what happened on my first visit to his studio, being in front of a new abstraction, a signography that he revolutionized the critical language, since his works on paper, his paintings aroused an exceptional cosmology.
The astonishment was stronger than the curiosity, than the intellectual interest, it was a shock both in the conceptual and aesthetic sense. The eighties and nineties were years of a lot of plastic movement.
Paris was full of artists who over the years confirmed their duende and their spell, the youth interacted in the workshops and residences of artists and it was common to arrive at the spaces where Miguel Barceló, Antonio Segui, Matta, Hervé Telemaque, Moises Finale, were involved. in search of its visual mystics.
Vincent was an exception. The workshop, a laboratory, in a synchronized and organized disorder under the artistic execution of Pimentel, but always in an orderly way, the natural pigments that he extracted from the very bowels of the earth, caves and caverns of central and southern France were visible.
He was passionate about telling like a Renaissance alchemist, how he investigated the color, the tessitura, the geological composition of the pigments, to then convert them into shape and color, into lines and matter on the canvas. Every week our fraternity was strengthened with the rhythm and the measure of the knowledge of his work.
Already in the eighties, after a residency at Les Beaux Arts in Marseille, until finally settling in Paris, his work was admired by the French art establishment, and was already internationally positioned in the United States, Chicago to be precise, Texas, and New York, as well as Korea, Japan, and all of Europe. The wife of President Pompidou, was one of the greatest collectors of him and visited the workshop with great regularity, fascinated by what she mentioned in a conversation as "a writing of the universe."
Vicente, maintained very select relationships, and personalities from the business and political spheres such as the Toubon spouses also attended, since Lise Toubon, also a collector, was deeply attracted by the strokes, in charcoal and the dripping accidents that she evoked as "droplets and sublime accidents". ́ ́, in French ́ ́ des gouttelettes et des accidents sublimes,...
Vicente worked from the apartment, and always prepared the work with a watery spread of a discreet background color, delicately distributed with a sponge. His performance was always thought out and thought in advance, he said that he had it first in his heartbeat before he made up the spatial cast and composition with his mind.
The artistic figure of Pimentel attracted and seduced specialists in abstraction, since his work offers a signographic poetics that compared to free expressionism and conceptual painting of the eighties, provided a mysticism where the line evokes a spiritual elevation, between shaped stairs by horizontal straight lines and parallel lines, traced with the same charcoal turned into charcoal.
The sublime thing about Pimentel is that the depth of the charcoal comes from his own life, from his own duende, born as a divine grace, in the street of his origin, La Barahona. He recounted that since he was a child his relationship with paper was born with his yearnings to draw and trace and that he would go crazy with shyness before asking his neighborhood storekeeper for a wrapping sheet, and he, with all his sharpness in the house, would He put the coal to cool and then trace and trace...
Many Dominicans knew from the beginning that in those drawings there was a transcendence waiting, forming with the responsibility of study and reflection, many bought his works from then, figures of humble women, mothers leading misery by the hand to their children, old women whose profiles and features ignited the beauty of the silent black woman. Works that many and many acquired and that hold in them the mystique that will explode in France.
But, if we curate the works hung in Dominican residences, we see, we observe the bewitchment and flirtation with abstractionism, and that was already in the long hair of the women, in the manes of the horses, we observe how the line slides, frees itself, walks and it is released in mysterious ways and directions, that is why we have always analyzed that Pimentel's lyricism was inside and it was unbridled and released in France, where they freed him from the systematic and trapped grip of classical drawing, to turn it into essence and image direction... A fist emancipated from Colsian academicism to achieve the communion of thought with the poetics of the imaginary. He confessed that one of his teachers at Beaux Arts in Marseille told him ́ draw, blur ́ ́ and if you can't do it with the right, do it with the left. ́ ́ It happened that Vicente carried in him all the essence of his visual writing and in France he developed it with confidence and fervor because he found the intellectual space that knew how to identify his genius in a world where the masters of art flourished in those years. abstraction like Alechinsky.
The gallery owners Nocera and Keller understood that they were facing a master who broke with truth and conviction all the post-colonial schemes of the arts, that Pimentel's Caribbeanness was a mystical and mysterious matter, a syncretic essence that he knew how to develop through spirituality in the art.
The specialists, the critics and the curators and curators, knew that everything was different in it and that they could not cover it from the reducing and localist perception of a tropic elongated by comfortable folklorism. That is why he attracted professionals from international public and private collections, because his work was him and he was his work.
There is no mourning in the face of the departure of a Great One, there is a coil of memories that are looked at again with the cadence of emotional and intellectual time.
We lived in Paris eleven, and his studio was in Paris thirteen, in "Les frigos" ́, on the banks of the Seine, an immense tower that housed in the eighties all the artists of the world who chose the French capital to develop their work and their visual search. Pimentel took his work far from his homeland, without ever losing the essence of his experiences and his affection for all the students he trained before leaving for Europe.
Today we are left with all his work to discover in his homeland, a necessary legacy in the understanding and knowledge of postmodern painting, a graphic and visual heritage for the new generations who have in him the commitment of courage, honesty, coherence and ethics taken to work, with duende, enchanted wisdom and brilliance, reaching international spaces, without bids for success, or merchants of the temple, a work simply executed with the greatness of security in work and research, outside of speculations, reaching the value and the price for the singularity of the well-conducted exception.
The lyrical abstractionism of Vicente Pimentel belongs to the concert of human civilization when, from the caves of Altamira, the line was a sign of language and human message. It is a work that must be analyzed and studied with the method of archaeology, and avant-garde analytical resources, and that is where the universality of Vicente Pimentel lies. And it is from there that he makes the Dominican Republic great.
VICENTE PIMENTEL,
Universel et Avant-gardiste
OCA/Actualités / Vicente Pimentel / Jeudi 8 juin 2023, / France, Paris / National
Delia Blanco / Critique d'art / Membre de l'Aica Internacional,
Diplômé de l'Université Paris La Sorbonne.
Les maîtres qui partent à l'improviste nous laissent un vide qui peu à peu se remplit à nouveau avec le film que nous avons passé sous silence le ressenti de leur travail. C'est ce qui nous arrive avec l'héritage du maestro Vicente Pimentel.
Une œuvre si cohérente, si libre, si lyrique qu'elle serre la main du cerveau et du cœur, dès le premier regard, et c'est ce qui s'est passé lors de ma première visite dans son atelier, devant une nouvelle abstraction, une signographie qui il a révolutionné le langage critique, puisque ses œuvres sur papier, ses peintures ont suscité une cosmologie exceptionnelle.
L'étonnement était plus fort que la curiosité, que l'intérêt intellectuel, c'était un choc tant au sens conceptuel qu'esthétique. Les années 80 et 90 ont été des années de beaucoup de mouvements plastiques.
Paris regorgeait d'artistes qui au fil des ans ont confirmé leur duende et leur charme, les jeunes interagissaient dans les ateliers et résidences d'artistes et il était courant d'arriver dans les espaces où Miguel Barceló, Antonio Segui, Matta, Hervé Telemaque, Moises Finale, ont été impliqués à la recherche de ses mystiques visuels.
Vincent était une exception. L'atelier, un laboratoire, dans un désordre synchronisé et organisé sous l'exécution artistique de Pimentel, mais toujours de manière ordonnée, les pigments naturels qu'il extrayait des entrailles mêmes de la terre, des grottes et cavernes du centre et du sud de la France étaient visibles .
Il se passionnait pour raconter comme un alchimiste de la Renaissance, comment il étudiait la couleur, la tessiture, la composition géologique des pigments, pour ensuite les transformer en forme et couleur, en ligne et matière sur la toile. Chaque semaine notre fraternité se renforçait au rythme et à la mesure de la connaissance de son œuvre.
Déjà dans les années 80, après une résidence aux Beaux Arts de Marseille, jusqu'à s'installer définitivement à Paris, son travail était admiré par l'establishment artistique français, et était déjà positionné internationalement aux États-Unis, à Chicago précisément, au Texas et à New York. York, ainsi que la Corée, le Japon et toute l'Europe. L'épouse du président Pompidou, était l'une de ses plus grandes collectionneuses et visitait l'atelier avec une grande régularité, fascinée par ce qu'elle évoquait dans une conversation comme « une écriture de l'univers ́ ́.
Vicente, entretenait des relations très sélectes, et des personnalités du monde des affaires et de la politique comme les époux Toubon étaient également présentes, puisque Lise Toubon, également collectionneuse, était profondément attirée par les traits, au fusain et les accidents de gouttes qu'elle évoquait comme des "gouttelettes". and sublime accidents". ́ ́, en français ́ ́ des gouttelettes et des accidents sublimes,...
Vicente travaillait depuis l'appartement et préparait toujours le travail avec une pâte à tartiner aqueuse d'une couleur de fond discrète, délicatement répartie avec une éponge. Sa performance était toujours réfléchie et pensée à l'avance, il dit qu'il l'avait d'abord dans son cœur avant d'en composer mentalement la répartition spatiale et la composition.
La figure artistique de Pimentel attirait et séduisait les spécialistes de l'abstraction, puisque son œuvre propose une poétique signographique qui par rapport à l'expressionnisme libre et à la peinture conceptuelle des années quatre-vingt, procurait un mysticisme où la ligne évoque une élévation spirituelle, entre escaliers façonnés par des lignes droites horizontales et lignes parallèles, tracées avec le même fusain transformé en fusain.
Ce qu'il y a de sublime chez Pimentel, c'est que la profondeur du fusain vient de sa propre vie, de son propre gobelin, né comme une grâce divine, dans sa rue d'origine, La Barahona. Il racontait que depuis qu'il était enfant son rapport au papier était né avec ses envies de dessiner et de tracer et qu'il devenait fou de timidité avant de demander à son commerçant du quartier une feuille d'emballage, et lui, de toute sa finesse dans la maison, mettrait-Il le charbon à refroidir et puis tracerait et tracerait...
De nombreux dominicains savaient dès le début que dans ces dessins il y avait une transcendance qui attendait, formant avec la responsabilité de l'étude et de la réflexion, beaucoup ont acheté ses œuvres à partir de là, des figures de femmes humbles, des mères menant la misère par la main à leurs enfants, des vieilles femmes dont les profils et les traits enflamment la beauté de la femme noire silencieuse. Des œuvres que beaucoup ont acquises et qui portent en elles la mystique qui va exploser en France.
Mais, si l'on conserve les œuvres accrochées dans les résidences dominicaines, on voit, on observe l'envoûtement et le flirt avec l'abstraction, et c'était déjà dans les cheveux longs des femmes, dans la crinière des chevaux, on observe comment la ligne glisse, se libère, marche et se libère dans des directions et des formes mystérieuses, c'est pourquoi nous avons toujours analysé que le lyrisme de Pimentel était à l'intérieur et il s'est débridé et libéré en France, où ils l'ont libéré du poing systématique et emprisonné du dessin classique, pour en faire l'essence et la direction de l'image... Un poing émancipé de l'académisme colsien pour réaliser la communion de la pensée avec la poétique de l'imaginaire. Il a avoué qu'un de ses professeurs aux Beaux Arts de Marseille lui avait dit ́ dessine, estompe ́ ́ et si tu ne peux pas le faire avec la droite, fais-le avec la gauche. ́ ́ Il se trouve que Vicente portait en lui toute l'essence de son écriture visuelle et en France il la développa avec confiance et ferveur car il trouva l'espace intellectuel qui sut identifier son génie dans un monde où s'épanouissaient des maîtres de l'abstraction comme Alechinsky ces années.
Les spécialistes, les critiques et les commissaires et conservateurs, savaient que tout y était différent et qu'ils ne pouvaient le recouvrir de la perception réductrice et localiste d'un tropique allongé par un folklorisme confortable. C'est pourquoi il a attiré des professionnels des collections publiques et privées internationales, car son œuvre, c'était lui et il était son œuvre.
Il n'y a pas de deuil face au départ d'un Grand, il y a un enroulement de souvenirs qui sont revus au rythme du temps émotionnel et intellectuel.
Nous vivions à Paris onze, et son atelier était à Paris treize, dans "Les frigos" ́, en bord de Seine, une immense tour qui abritait dans les années quatre-vingt tous les artistes du monde qui ont choisi la capitale française pour développer leur travail et leur recherche visuelle. Pimentel a emmené son travail loin de son pays natal, sans jamais perdre l'essence de ses expériences et son affection pour tous les élèves qu'il a formés avant de partir pour l'Europe.
Il nous reste aujourd'hui toute son œuvre à découvrir dans son pays natal, un héritage nécessaire dans la compréhension et la connaissance de la peinture postmoderne, un héritage graphique et visuel pour les nouvelles générations qui portent en lui l'engagement de courage, d'honnêteté, de cohérence et d'éthique pris travailler, avec duende, sagesse et éclat enchantés, atteignant les espaces internationaux, sans offres de succès, ni marchands du temple, un travail simplement exécuté avec la grandeur de la sécurité dans le travail et la recherche, en dehors des spéculations, atteignant la valeur et le prix pour la singularité de l'exception bien conduite.
L'abstractionnisme lyrique de Vicente Pimentel appartient au concert de la civilisation humaine quand, des grottes d'Altamira, la ligne était signe de langage et de message humain. C'est un travail qui doit être analysé et étudié avec la méthode de l'archéologie et des ressources analytiques d'avant-garde, et c'est là que réside l'universalité de Vicente Pimentel. Et c'est à partir de là qu'il fait la grandeur de la République dominicaine.
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