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Teté Marella: Cuando el sentimiento decide dibujar la mano toma un lápiz, y con un trazo instintivo

Teté Marella: cuando el sentimiento decide dibujar la mano toma un lápiz, y con un trazo instintivo lanza una pregunta al alma.


PALABRAS DE PEDRO GENARO:

Nuestra querida amiga Teté Marella ha partido a otro plano, pero la artista se queda con nosotros para siempre. Su legado que fué abundante y diverso, es testimonio fiel de su paso. Hoy en el día mundial del arte celebramos su pasión, su ternura y creatividad reproduciendo un escrito que tuve el honor de hacer sobre su obra de dibujo en la revista ARTES.


Por Pedro Genaro / OCA|News / Revista Artes / Jueves, 15 de abril, 2021 / Nacional-Internacional

Teté Marella: “Serie mordaza” Grafito y lápiz de color sobre papel strathmore 18”X 23” 1982

Comienza a trazar planos que son velas de barcos y agilizan la entrega de su expresión. Los dibujos de Tete son el resultado de un sentimiento auténtico, visceral e instructivo y a veces es tan fuerte que sucede que queda regado por todas partes, en cada centímetro del sustrato donde las líneas forman el retrato de sus inquietudes, ilusiones, críticas y propuestas. Dueña de un mundo interior inmensamente rico en imágenes y símbolos, sólo precisa de un lector sensible que decodifique lo que quiere transmitir. Efectivamente, la obra de Tete Marella está muy marcada por la literatura, al punto de que hay una gran cantidad de referentes literarios, de escritores que han dejado una impronta en su espíritu. El vanguardismo de Gertrude Stein, el idealismo de Jean Paul Sartre, el romanticismo de Pablo Neruda, el realismo mágico de Gabriel García Márquez y la genialidad de Jorge Luis Borges son conceptos que le fascinan e influencian.

 


Los referentes plásticos pueden ser muchos, pero son más difíciles de identificar. Curiosamente, hay tres referentes, todos argentinos, que ella respeta de manera particular: el deconstructivismo de Marta Minujín, los colores de Quinquela Martín y el espíritu provocador de Leopoldo Maler. Su obra es al mismo tiempo universal y regional, una simbiosis de elementos que ha ido aquilatando desde antes de nacer, un lunfardo que se expresa con gracia y vibración, tan criollo y familiar como su nombre y tan Genovés y poético como su apellido, que significa “mujeres del mar”. En “ Las prostitutas de la calle de las Flores No. 23” Tete ha capturado parte de la esencia de las conversaciones de “El salón”, la casa donde Gertrude Stein Compartía en París con varios artistas e intelectuales de principios del siglo XX como Guillaume Apollinaire, Henri Matisse, George Braque, Ernest Hemingway y donde Picasso aborda la ruptura de la belleza convencional en sus “Señoritas de Avignon”. En este dibujo a plumilla presenta unos desnudos poco convencionales, pero sin influencias del cubismo picassiano, sino de la misma Gertrude Stein quién era a la vez una mujer de carnes abundantes, lo cual no le molestaba para nada, pues estaba desprovista de los complejos de su natal América. Con su conversación inteligente y creativa podía cautivar a cualquiera con una sola frase, y un alma sensible como la de Tete se ha apropiado del éter de una de tantas anécdotas, historias, teorías y lecturas de esa casa del arte situada en la Rue des Fleurs, imprimiendo el sello de la voluptuosidad que caracteriza sus obras futuras.


Teté Marella: “Ave” Lápiz de color y pastel sobre papel 19”X25” 1980

El otro dibujo plumilla del año 1977 podemos ver a un grupo de pensadores idealistas como si fuera un gremio de boxeadores retirados que ya tiraron la toalla, entre los que destacan los ojos perdidos de Sartre, el perfil de Voltaire y algún familiar de la autora. Es una obra crítica que no anda con paños tibios y aunque usando la informalidad de la caricatura plantea un reto muy formal a su propia generación: “Intentamos cambiar el mundo y el mundo nos ha cambiado a nosotros”. En la plumilla del año 1979 es perfectamente visible el predominio de la emoción, la violencia dinámica de sus sentimientos en un soberano desahogo en relación con un evento en el que se le marginó por su condición extranjera. Sumamente rico en recursos visuales, tiene además algunas palabras en la que establece un símil entre aquella experiencia y la circunstancia de la Niña Rosa, y los cuentos apócrifos de Benedetti.Al retornar a la Argentina en 1978 la autora redescubre el genio de Quinquela Martín, un pintor de Buenos Aires cuya paleta se caracterizaba por los vivos colores que desbordaron su lienzo y llenaron de vida en popular pero sombrío y gris Barrio de La Boca, cuyas casas se adornaban con la pintura que sobraba de los barcos. Inspirada en este maestro trabaja con lápices de colores, conceptualizando las casas como cubos multi cromáticos, enfatizando cómo el color puede dar nueva vida a formas convencionales. No debe escapar al espectador la forma enfática en que se ha trabajado el cielo, con promesas de un mejor futuro y con los colores blancos y el azul de la bandera nacional.


Teté Marella: “Las casas de Quinquela” Lápiz de color sobre papel 20”X 24” 1978

Su obra del principio de los años 80 está definitivamente matizada por el dolor que embarga a los argentinos ausentes en los años de la dictadura (1976-1983), cuando desaparecieron más de 30,000 personas, incluyendo varios amigos de la artista. En este periodo revela la exploración de su ser interior y una solidaridad humana, sensible al sufrimiento de sus paisanos. Algunos dibujos presentan personajes con mordazas en las bocas y pestillo en las cabezas que encierran el verbo y el pensamiento, una crítica abierta a los milicos que coartaban la libertad de expresión. Llama la atención uno de los trabajos pintados en lápiz de color de una pieza de plomería de donde irónicamente las ideas parecen influir sin parar. Esto no es raro en Tete, quien es dueña de una creatividad que se recrea en lo mágico y lo fantástico, donde las cosas inanimadas de repente se transfiguran y hasta asumen posiciones ideológicas tan variadas como las formas que toman las nubes en el firmamento. De este periodo no se puede dejar de mencionar uno de sus dibujos más estremecedores, nacido como homenaje a las madres de la Plaza de Mayo.


Teté Marella: “La niña rosa” Plumilla sobre papel 20”X 26” 1979

Es un personaje cubierto por una sábana, totalmente amarrado con sogas y quien levanta una lápida en busca de los desaparecidos. Es un testimonio desgarrador que busca concientizar a los que miran hacia atrás en las páginas de la historia para decirles que más allá del mundial de 1978 y la guerra de Las Malvinas en 1982 también hubo horror y dolor. Como una denuncia una plegaria que se repite cada vez que se observa, recordamos el presente continuo de Gertrude Stein “una rosa es una rosa, es una rosa, es una rosa…..”


Teté Marella: “Serie mordaza” Lapiz de color sobre papel 12”X 15” 1982

Pero también”un abuso es un abuso, es un abuso, es un abuso….”. Y el arte puede y debe servir también para recordar a los que han perdido la memoria. En el año 1985 crea unas obras llenas de fertilidad y sensualidad. Su personaje de Juanita Banana es ya un símbolo firme en su obra y se sugiere en estos dibujos con cabeza o máscara de ave. De nuevo la artista nos lleva a un mundo mágico con tonos pasteles, líneas voluptuosas y ojos soñadores. Es interesante reseñar que en la búsqueda de nuevos materiales para expresarse, encuentra en el año 1986 el consejo del pintor y grabadista puertorriqueño Lorenzo Homar, quien le recomienda trabajar en Mylar, una especie de acetato que permite trabajar de ambos lados del sustrato. Esto supone una tentación enorme para una consumada dibujante y colorista como Tetei, que aproveche al máximo las posibilidades del medio con acrílica y grafito, enseñándonos de paso la naturaleza traviesa de Juanita Banana, la amante caribeña que en la “Huid” parece lanzarse de cabeza para jugar al escondite, pero brindándonos la oportunidad de ver sus hermosas pantorrillas, envueltas en líneas azules y verdes de seda, como si sus medias fueran un papel de regalo.

Los dibujos de los años 90 muestran una faceta más íntima y tranquila, pero increíblemente creativa en la que con finísimos trazos de verde, ocre, siena y magenta rinde homenaje al papel, recreando grullas, colibríes y ruiseñores de origami, trajes de carnaval y papeles de envoltura que al rasgarse enseñan uno de los tesoros más preciados de la humanidad: la inocencia.


 

Teté Marella: when the feeling decides to draw the hand, it takes a pencil, and with an instinctive stroke it launches a question to the soul.


WORDS FROM PEDRO GENARO:

Our dear friend Teté Marella has gone to another plane, but the artist stays with us forever. Her legacy, which was abundant and diverse, is a faithful testimony of her passing. Today on world art day we celebrate her passion, her tenderness and creativity by reproducing a writing that I had the honor of writing about her drawing work in ARTES magazine.


By Pedro Genaro / OCA | News / Artes Magazine / Thursday, April 15, 2021 / National


She begins to draw plans that are ship sails and speed up the delivery of her expression. Tete's drawings are the result of an authentic, visceral and instructive feeling and sometimes it is so strong that it happens that it is spread everywhere, in every centimeter of the substrate where the lines form the portrait of the concerns, illusions, criticisms and proposals of her.


She owns an inner world immensely rich in images and symbols, she only needs a sensitive reader to decode what she wants to convey. Indeed, Tete Marella's work is very marked by literature, to the point that there are a large number of literary references, of writers who have left an imprint on her spirit. The avant-garde of Gertrude Stein, the idealism of Jean Paul Sartre, the romanticism of Pablo Neruda, the magical realism of Gabriel García Márquez and the genius of Jorge Luis Borges are concepts that fascinate and influence him.


The plastic referents can be many, but they are more difficult to identify. Curiously, there are three references, all Argentine, that she respects in a particular way: the deconstructivism of Marta Minujín, the colors of Quinquela Martín and the provocative spirit of Leopoldo Maler. His work is at the same time universal and regional, a symbiosis of elements that he has been assessing since before he was born, a lunfardo that expresses himself with grace and vibration, as Creole and familiar as his name and as Genoese and poetic as his surname, which it means "women of the sea". In "The prostitutes of the street of the Flowers No. 23" Tete has captured part of the essence of the conversations of "The living room", the house where Gertrude Stein shared in Paris with various artists and intellectuals of the early twentieth century such as Guillaume Apollinaire, Henri Matisse, George Braque, Ernest Hemingway and where Picasso addresses the breakdown of conventional beauty in his "Young Ladies of Avignon." In this pen drawing he presents unconventional nudes, but without influences from Picassian cubism, but from Gertrude Stein herself who was at the same time a woman with abundant meat, which did not bother him at all, since she was devoid of the complexes of his native America. With his intelligent and creative conversation, he could captivate anyone with a single sentence, and a sensitive soul like Tete's has appropriated the ether of one of so many anecdotes, stories, theories and readings from that house of art located on the Rue des Fleurs. , printing the seal of voluptuousness that characterizes his future works.


The other nib drawing from 1977 we can see a group of idealistic thinkers as if it were a guild of retired boxers who have already thrown in the towel, among which the lost eyes of Sartre, the profile of Voltaire and a relative of the author stand out. It is a critical work that does not walk with warm cloths and although using the informality of the cartoon it poses a very formal challenge to her own generation: “We try to change the world and the world has changed us”. In the pen from 1979, the predominance of emotion is perfectly visible, the dynamic violence of her feelings in a sovereign relief in relation to an event in which she was marginalized by her foreign condition. Extremely rich in visual resources, it also has some words in which it establishes a simile between that experience and the circumstance of La Niña Rosa, and the apocryphal tales of Benedetti. Upon returning to Argentina in 1978, the author rediscovers the genius of Quinquela Martín, a painter from Buenos Aires whose palette was characterized by the bright colors that overflowed his canvas and filled with life in the popular but gloomy and gray La Boca neighborhood, whose houses were adorned with the paint left over from the boats. Inspired by this teacher, she works with colored pencils, conceptualizing houses as multi-chromatic cubes, emphasizing how color can give new life to conventional forms. The viewer should not escape the emphatic way in which the sky has been worked, with promises of a better future and with the white and blue colors of the national flag.


Her work from the beginning of the 80s is definitely colored by the pain that overwhelms the Argentines absent in the years of the dictatorship (1976-1983), when more than 30,000 people disappeared, including several friends of the artista. In this period he reveals the exploration of his inner being and a human solidarity, sensitive to the suffering of his fellow countrymen. Some drawings present characters with gags in their mouths and a latch on their heads that enclose the verb and the thought, an open criticism of the military who restricted freedom of expression. One of the works painted in colored pencil of a piece of plumbing is striking, from which, ironically, ideas seem to influence non-stop. This is not uncommon for Tete, who is the owner of a creativity that recreates the magical and the fantastic, where inanimate things are suddenly transfigured and even assume ideological positions as varied as the shapes that clouds take in the sky. From this period we cannot fail to mention one of the most shocking drawings of her, born as a tribute to the mothers of the Plaza de Mayo.


He is a character covered by a sheet, totally tied with ropes and who raises a tombstone in search of the disappeared. It is a heartbreaking testimony that seeks to raise awareness among those who look back on the pages of history to tell them that beyond the 1978 World Cup and the Falklands War in 1982 there was also horror and pain. As a denunciation of a prayer that is repeated every time it is observed, we remember Gertrude Stein's present continuous "a rose is a rose, it is a rose, it is a rose… .."


But also ”an abuse is an abuse, it is an abuse, it is an abuse….”. And art can and should also serve to remember those who have lost their memory. In 1985 she creates works full of fertility and sensuality. Her character from Juanita Banana is already a firm symbol in her work and is suggested in these drawings with the head or mask of a bird. Again the artist takes us to a magical world with pastel tones, voluptuous lines and dreamy eyes. It is interesting to note that in the search for new materials to express himself, in 1986 he found the advice of the Puerto Rican painter and engraver Lorenzo Homar, who recommended that he work in Mylar, a kind of acetate that allows working on both sides of the substrate. This is a huge temptation for a consummate draftsman and colorist like Tetei, to make the most of the possibilities of the medium with acrylic and graphite, teaching us in passing the mischievous nature of Juanita Banana, the Caribbean lover who in the "Flee" seems to dive headfirst to play hide and seek, but giving us the opportunity to see her beautiful calves, wrapped in blue and green lines of silk, as if her stockings were wrapping paper.


Drawings from the 90s show a more intimate and calm, but incredibly creative facet in which with very fine strokes of green, ocher, sienna and magenta he pays homage to paper, recreating origami cranes, hummingbirds and nightingales, carnival costumes and papers of wrapping that, when torn, teach one of humanity's most precious treasures: innocence.

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