Una exposición del Centro Botín en Santander narra a través de 200 obras el impacto de piezas artísticas antiguas en la ruptura del pintor con el canon clásico
ANA MARCOS / Santander - Mayo 5, 2021/ El País / OCA|Fuente externa
La exposición 'Picasso Ibero' estará en el Centro Botín de Santander hasta el 12 de septiembre. BELÉN DE BENITO Pablo Picasso descubrió el arte ibero de su región de nacimiento, la costa oriental de la Península, en una exposición en el Museo Louvre de París en 1906. Aquellas figuras en piedra caliza y barro, de líneas simples y expresión hierática que se acababan de descubrir y se mostraron en la pinacoteca francesa se incorporan a su imaginario artístico de tal manera que supuso su alejamiento definitivo del canon clásico. El Centro Botín de Santander recorre esta transición en Picasso Ibero, una muestra que con más de 200 piezas explica cómo el artista malagueño empezó a escribir la gramática del cubismo.
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La exposición es un juego de espejos en el que piezas primitivas colocadas al lado o frente a obras de Picasso más que dialogar, se imitan. El primer ejemplo es la escultura imponente con la que empieza la muestra: La mujer con un jarrón, de 1933, procedente del Museo Reina Sofía (una de las decenas de instituciones que han colaborado en esta exposición que ha costado tres años de trabajo), figura que volvió a España con el cuadro del Guernica por deseo del artista. La pieza está en deuda con la Dama oferente que apareció en el Cerro de los Santos, de Albacete, y otras tantas representaciones de mujeres como la Dama de Elche en las que la sencillez de sus líneas contrastaba con cierta complejidad en su ornamentación. Esta zona castellana es una de las localizaciones donde más piezas de arte ibero del siglo IV a.C. se han encontrado y que constituyen el grueso del inicio de esta muestra. Una primera parte que es casi una gran exhibición de arte primitivo.
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La inspiración ibérica de Picasso
De este mismo lugar en Castilla-La Mancha proceden las cabezas masculinas dedicadas a una deidad, que tanto impresionaron al artista y desde las que empezó a experimentar. Picasso se usó a sí mismo de conejillo de Indias. “Los cuadernos de dibujo con los bocetos que hizo de su cara y su cabeza dan cuenta de toda la aventura por la que pasó”, explica Cécile Godefroy, comisaria de la exposición. De esos estudios en papel salieron los nuevos rasgos de su pintura: ojos marcados, almendrados y vacíos, orejas alargadas, pómulos en vertical. El trazo se simplifica y en ocasiones es más grueso. Las figuras miran sin mirar. Los colores tierra, rojizos y blancos de las vasijas ibéricas también saltan a su pintura para conseguir cierto volumen. Sus modelos ya no posan para él. Fue su manera de distanciarse de la tradición pictórica del momento y, de paso, de la realidad.
La etapa rosa de la que venía también concluye. Al mismo tiempo, Picasso se convierte en coleccionista. Consigue adquirir más de un centenar de piezas de arte ibero. Dos de ellas, esas cabezas de hombres que tanto le apasionaron e inspiraron, resultaron ser piezas robadas del Louvre en 1907 por Géry Pieret, un estafador y aventurero belga que se las vendió al artista. Estuvieron ocultas en el armario del estudio de Picasso en París hasta que en 1911 decidió devolverlas al museo francés.
El viaje de Picasso hacia el cubismo / 12 fotos Un recorrido en imágenes por la exposición del Centro Botín en la que dialoga el arte ibero con la obra del artista malagueño
'Corrida de toros', de Picasso (1934). BELEN DE BENITOUn camino rápido y largo En apenas un año, desde 1906 al verano de 1907, Picasso transformó su trabajo. Aún no había cumplido los 30 años. “Es un camino rápido, pero al mismo tiempo muy largo porque viene de un recorrido en el que fue incorporando la influencia de Gauguin, Matisse, la escultura catalana románica, al que luego seguiría el arte africano y de Oceanía en el Palais du Trocadéro en París”, relata Godefroy. Las señoritas de Avignon, de 1907, son el resultado de esta amalgama de estilos. La obra no forma parte de esta exposición, porque como recordaron los organizadores, no sale del Museo Moma de Nueva York desde hace 20 años porque no concede el préstamo de la pieza. El laboratorio de influencias en el que se convirtió su estudio aparece de otras maneras en la segunda parte de Picasso ibero. En la sala diáfana del Centro Botín se avanza entre paneles al mismo tiempo que el artista evoluciona en sus trabajos. El arte primitivo se mezcla con referencias populares como las procesiones, pervive el arte tribal y aparece la geometría. Es el resultado de una de las enseñanzas de Cézanne: “Captar la naturaleza a través del cubo, el cilindro y la esfera”.
'Toro echado', de Pablo Picasso (1957).MUSEO PICASSO MÁLAGA El naturalismo va desapareciendo y se atisba el cubismo. Tal vez, uno de los ejemplos más gráficos es una serie de grabados de los años cuarenta colocados en fila. Son toros, uno de los animales del bestiario ibérico que más aparece en su obra. El primero es un reflejo de la realidad, natural. El último es una combinación sencilla de líneas. Esa misma sencillez aparece en la representación de una mujer que Picasso acota al ancho y alto de una estrecha puerta. Una anatomía femenina de 1946 que estaba pensada para la casa art deco de un multimillonario matrimonio argentino residente en París. Finalmente no llegó a esta residencia por la vinculación de la pareja con el nazismo. “Son tres exposiciones por el precio de una”, dice Laurent le Bon, director del Musée National Picasso-Paris, la institución con la que ha colaborado el Centro Botín para esta exhibición. En la parte final se reúnen obras donde aparecen figuras oferentes, animales, cabezas… Son ya los años sesenta y en el artista sobrevive ese primitivismo aunque a veces exaltado por los colores rojos, verdes, amarillos que aparecen en el cuadro Jacqueline au chapeau de paille de 1962 con el que termina la exposición.
The Iberian art that led Picasso to cubism
An exhibition at the Botín Center in Santander narrates through 200 works the impact of ancient artistic pieces on the painter's break with the classical canon
ANA MARCOS / Santander - May 5, 2021 / El País / External source
The exhibition 'Picasso Ibero' will be at the Centro Botín de Santander until September 12. BELEN DE BENITO Pablo Picasso discovered the Iberian art of his birth region, the eastern coast of the Peninsula, in an exhibition at the Louvre Museum in Paris in 1906. Those figures in limestone and clay, with simple lines and hieratic expression that are they had just discovered and were shown in the French art gallery, they are incorporated into his artistic imagination in such a way that it marked his definitive departure from the classical canon. The Botín Center of Santander goes through this transition in Picasso Ibero, an exhibition that with more than 200 pieces explains how the artist from Malaga began to write the grammar of Cubism.
Photogallery: Picasso's journey towards cubism
The exhibition is a game of mirrors in which primitive pieces placed next to or in front of Picasso's works, rather than dialogue, are imitated. The first example is the imposing sculpture with which the exhibition begins: The woman with a vase, from 1933, from the Reina Sofía Museum (one of the dozens of institutions that have collaborated in this exhibition that has cost three years of work), figure who returned to Spain with the painting of Guernica at the artist's wish. The piece is indebted to the offering Lady who appeared in the Cerro de los Santos, Albacete, and many other representations of women such as the Lady of Elche in which the simplicity of its lines contrasted with a certain complexity in its ornamentation. This Castilian area is one of the locations where more pieces of Iberian art from the 4th century BC. have been found and that constitute the bulk of the beginning of this sample. A first part that is almost a great exhibition of primitive art.
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Picasso's Iberian inspiration
From this same place in Castilla-La Mancha come the male heads dedicated to a deity, which so impressed the artist and from which he began to experiment. Picasso used himself as a guinea pig. "The sketchbooks with the sketches he made of his face and his head give an account of the whole adventure he went through," explains Cécile Godefroy, curator of the exhibition.
From those studies on paper came the new features of his painting: marked, almond-shaped and empty eyes, elongated ears, vertical cheekbones. The stroke is simplified and is sometimes thicker. The figures look without looking. The earthy, reddish and white colors of the Iberian vessels also jump into his painting to achieve a certain volume. His models no longer pose for him. It was his way of distancing himself from the pictorial tradition of the moment and, incidentally, from reality. The pink stage from which he came also concludes.
At the same time, Picasso became a collector. He manages to acquire more than a hundred pieces of Iberian art. Two of them, those men's heads that he was so passionate about and inspired, turned out to be pieces stolen from the Louvre in 1907 by Géry Pieret, a Belgian con artist and adventurer who sold them to the artist. They were hidden in the closet of Picasso's studio in Paris until in 1911 he decided to return them to the French museum.
'Corrida de toros', by Picasso (1934). BELEN DE BENITO A fast and long road
In just one year, from 1906 to the summer of 1907, Picasso transformed his work. He was not yet 30 years old. “It is a fast path, but at the same time a very long one because it comes from a journey in which the influence of Gauguin, Matisse, Catalan Romanesque sculpture was incorporated, which was later followed by African and Oceanian art at the Palais du Trocadéro in Paris ”, relates Godefroy. The young ladies of Avignon, from 1907, are the result of this amalgamation of styles. The work is not part of this exhibition, because as the organizers recalled, it has not left the Moma Museum in New York for 20 years because it does not grant the loan of the piece.
The laboratory of influences that his study became appears in other ways in the second part of Picasso Ibero. In the open-plan room of the Botín Center, one advances between panels at the same time that the artist evolves in his works. Primitive art is mixed with popular references such as processions, tribal art survives and geometry appears. It is the result of one of Cézanne's teachings: “Capture nature through the cube, the cylinder and the sphere”.
'Toro echado', by Pablo Picasso (1957). PICASSO MÁLAGA MUSEUM Naturalism is disappearing and cubism is glimpsed. Perhaps one of the most graphic examples is a series of engravings from the 1940s placed you in line. They are bulls, one of the animals of the Iberian bestiary that appears most in his work. The first is a reflection of reality, natural. The last one is a simple combination of lines. That same simplicity appears in the representation of a woman that Picasso limits to the width and height of a narrow door. A female anatomy from 1946 that was intended for the art deco house of a multimillionaire Argentine couple living in Paris. He finally did not come to this residence because of the couple's connection with Nazism.
"There are three exhibitions for the price of one," says Laurent le Bon, director of the Musée National Picasso-Paris, the institution with which the Botín Center has collaborated for this exhibition. In the final part, works where offering figures, animals, heads appear ... It is already the sixties and in the artist that primitivism survives although sometimes exalted by the red, green, yellow colors that appear in the painting Jacqueline au chapeau de paille of 1962 with which the exhibition ends.
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